Reseñas publicadas en la revista SCHERZO.
MESSIAEN: Turangalila-symphonie. Un sourire. LUTOSLAWSKI: Concierto para orquesta. Orquesta Filarmónica de Radio France. R. Muraro, piano; V. Hartmann-Claverie, ondas Martenot. Dir.: Marek Janowski. RCA 09026 61520 2. DDD. 37'35" y 75'26". Productores: M. Sauer y T. Gallia. Ingeniero: M. Lepage. Grabación: IX-92, Radio France.
No es la primera vez, ni será la última, que se publican en un disco músicas de O. Messiaen y W. Lutoslawski, dos grandes clásicos ya de la segunda mitad del Siglo XX. Ambos se profesaban un gran respeto y admiración: el francés hablaba asombrado de la magistral evolución que realizó el polaco desde posiciones conservadoras -obligadas- hasta la vanguardia libre; y el polaco nunca ha ocultado su admiración e interés por la música francesa donde están algunas de sus raíces musicales (de ahí su intención juvenil en ir a París a continuar sus estudios, hecho que no pudo realizar a causa de la guerra). Pero la asociación de estos dos grandes compositores va más allá de lo puramente anecdótico, y a pesar de que sus músicas nos parezcan muy diferentes en una primera audición, tienen más puntos en común de lo que una simple escucha pudiera parecernos: en ambos hay una gran preocupación no solo por el timbre, sino también una búsqueda permanente de la armonía y la melodía, y todo ello al margen de la escuela de Viena, aunque, por supuesto, no la rechazaban.
Las obras contenidas en los discos también tienen una cierta asociación. En el caso particular de Messiaen si la Turangalila -ese canto de amor al tiempo divino de la creación- es una de las primeras obras sinfónicas producto de un encargo (Koussevitzky y la BSO), Un sourire es la última; y si la Sinfonía tiene una gran duración, 'La sonrisa' compuesta para el bicentenario mozartiano y dedicada a M. Janowski, que la ofrece aquí en primicia discográfica, dura lo que un movimiento de la primera. El Concierto para Orquesta de Lutoslawski, compuesto casi una década después que la Sinfonía de Messiaen, supuso para su autor un triunfo musical importante de cara al aparato político (que quería convertirle en el Shostakovich polaco) y el comienzo de una evolución que ha alcanzado cimas magistrales. Tanto la ‘Turangalila’ como el 'Concierto' son obras ya clásicas que no necesitan especial presentación, existen numerosas grabaciones discográficas (algunas magistrales) y son interpretadas regularmente por las orquestas más importantes. Y quizás una de las grabaciones más interesantes de ambas obras sea ésta que comento. Sin ser la O. Ph. de Radio France una orquesta de primera fila, no tan perfecta técnicamente, realiza, de la mano de su director, unas versiones dignas de elogio; Janowski le imprime una fuerza comunicativa que engancha desde la primera nota. Plenamente identificado con las obras, las muestra con claridad, sutileza y una fuerte carga dramática. A lo que tampoco es ajeno la excelente toma de sonido que aporta la claridad y pureza necesarias para la degustación de este universo tímbrico. El librito contiene unos análisis sencillos y claros pensados para la comprensión del aficionado medio, a fin de cuentas ésta es ya la música clásica del Siglo XX, mal que les pese a algunos.
DA CAPO. Arturo Muruzábal: Violoncello. Margarita Lamberti: Piano. Obras de: Cassadó, Saint-Saëns, Mendelssohn, Rachmaninov, Rimsky-Korsakov, Fauré, Frescobaldi, Schumann. DDD. KP01. Grabación: 21, 22, 23-XI-92. Ingeniero y productor: P. Nieboer.
Con el título de Da Capo se presenta en España el primer disco compacto del gran violonchelista español afincado en Holanda A. Muruzábal. Este músico formado con E. Correa y M. Cervera que estuvo ejerciendo durante varios años la labor de 1er cello en la Orquesta Sinfónica de RTVE tuvo que marcharse de nuestro país por la puerta pequeña (como ha ocurrido con tantos otros) minusvalorado y despreciado; y ha sido en Holanda, país de adopción, donde está desarrollando una gran carrera tanto en función de 1er cello de una de las orquestas sinfónicas de la NOS (radio holandesa) en Hilversun, como solista de primera categoría interpretando las Variaciones Rococó de Tchaikovski, conciertos de Haydn, Elgar, Saint-Saëns, Triple de Beethoven, Don Quijote de Strauss, y recitales a dúo con piano, o invitado con otras formaciones camerísticas. Un hito ha marcado interpretando en el Concertgebow de Amsterdam la parte solista de cello de La transfiguración de Nuestro Señor Jesucristo de O. Messiaen en presencia del compositor, concierto que ha sido editado en CD. En este disco, a dúo con su mujer, nos presenta una muestra del mejor (y más difícil) repertorio de bises para cello y piano magníficamente interpretado por ambos músicos. Un sonido robusto y poderoso, bello y dúctil de vibrato, con una afinación perfecta define la personalidad de este interprete más cerca de los antiguos maestros que de la concepción actual. El acompañamiento (algo no siempre valorado) que realiza la pianista M. Lamberti complementa idealmente este dúo. Versiones excelentes de primera categoría: El cisne, Requiebros, El vuelo del moscardón, todos los Faurés, La Sonata nello stile antico spagnuolo de Cassado harán las delicias de todos los aficionados al repertorio cellístico y de los que aprecien a un gran solista que podría tener justa fama internacional si algún avispado agente se lo propusiera.
LUTOSLAWSKI: Música fúnebre. Chain II. Sinfonía Nº3. Koh-Gabriel Kameda, Violín. Orquesta Sinfónica del Conservatorio Superior de Música de Karlsruhe. Director: Witold Lutoslawski. HOEPFNER CLASSICS BM-CD 31.9017. DDD. 65'17''. Grabado en vivo en Frankfurt y Karlsruhe 14 y 15-I-93. Ingenieros: Ch. Schulte y M. Seiffge.
Resulta paradójico que casi coincidiendo con la muerte del compositor polaco llega este sorprendente y envidiable disco de una orquesta de jóvenes estudiantes alemanes que dirigidos por el autor le consagran el disco monográficamente, incluyendo, entre otras obras, la Música fúnebre. Sorprendente por cuanto tiene de normalización que unos jóvenes músicos interpreten con toda naturalidad la música de su tiempo (algo que no hace mucho sorprendía por lo contrario); y envidiable porque no se den casos así en nuestros lares. Parece que el Maestro polaco cierra su ciclo vital con un guiño a la juventud, y ésta, a su vez, le dice: "Maestro vd ya es un clásico".
Las versiones están bien, no son perfectas, para que nos vamos a engañar, tienen fallos y errores interpretativos, pero cautivan por la frescura y el desparpajo juvenil. En conjunto la mejor interpretación resulta la 3ª Sinfonía consiguiendo momentos de gran calidad y belleza sin fisuras entre las diferentes familias orquestales. La orquesta suena compacta con un equilibrio de calidad similar en cuerdas y vientos. En el Chain II destaca especialmente el joven solista de violín que a sus 18 años interpreta ya esta obra con una desenvoltura propia de un futuro gran solista. En su interpretación resalta, sobre todo, los aspectos tímbricos de una manera natural, totalmente asumidos, pero sin olvidar el cantábile. Es la Música fúnebre la obra menos conseguida; está bien tocada, afinada, articulada, pero falta el dramatismo y la expresividad existencial, algo que el furor juvenil no siempre tiene.
LUTOSLAWSKI: Variaciones sinfónicas. Sinfonía nº1. Música fúnebre. Sinfonía nº2. Orquesta Sinfónica Nacional de la Radio Polaca. Dir.: W. Lutoslawski. EMI Classics MATRIX 3. CDM 5 65076 2. ADD. 70'40'' Grabaciones: 1976-77, estudios de la Radio Polaca en Katowice. Ingeniero de sonido: N. Boyling. Director artístico: D. Mottley. Reprocesado digitalmente en los estudios Abbey Road.
Hace algunos años le preguntaba a un alto ejecutivo de la EMI España si tenían la intención de publicar en CD el maravilloso álbum monográfico de 6 discos que a finales de los 70 habían publicado con música de Lutoslawski. La respuesta fue rotunda: "No. La música contemporánea no interesa, no vende." El tiempo, afortunadamente, va cambiando la situación de las cosas, y si la música de la segunda mitad del Siglo XX no vende ahora, desgraciadamente, como el Gregoriano o la música ligera, dentro de poco será ya la música del siglo pasado, y algún compositor quedará e interesará como los de otras épocas. Los ejecutivos de EMI han creado, por tanto, la colección MATRIX pensada, según sus palabras, "para abrir nuevos horizontes al aficionado deseoso de aventurarse más allá del repertorio clásico habitual".
Es así que las obras que viene en este CD pertenecen a aquel cofre mítico del cual el lector encontrará referencia en el nº 3 de SCHERZO dentro del Dossier que se le dedicó al gran músico polaco a raíz de concedérsele el premio Reina Sofía. La selección es un poco ambigua: por un lado es excesivo incluir dos obras, y no las mejores, de su primera época aún tradicional: las Variaciones Sinfónicas es el resultado de sus estudios con W. Maliszewski, alumno de Rimski-Korsakov, y la Primera Sinfonía, siendo una obra muy digna que para sí quisieran muchos, la mantenía el autor como recuerdo a su prohibición por el gobierno polaco en los años 40; pero, por otro lado, esta disposición cronológica muestra de forma increíble como evoluciona un genio desde posturas tradicionales hasta una de las propuesta más avanzadas de su época como fue la monumental Sinfonía nº 2, pasando por una obra emblemática como la Música fúnebre a la memoria de B. Bartók.
La interpretación, sobre todo de la Música Fúnebre y de la 2ª Sinfonía, es de las mejores que se pueden encontrar en CD. La toma de sonido y su impresión, excelentes.
PENDERECKI: Anaklasis. Trenos por las Víctimas de Hirosima. Fonogrammi. De Natura Sonoris nº1. Capriccio. Canticum Canticorum Salomonis. De Natura Sonoris nº2. El Sueño de Jacob. Orquesta Sinfónica Nacional de la Radio Polaca. Dir.: K. Penderecki. EMI Classics MATRIX 5. CDM 5 65077 2. ADD. 75'25''. Grabaciones: 1972, 1975 estudios de Radio Polaca en Katowice, y 1973 en Londres. Ingenieros: W. Gülich y N. Boyling. Director artístico: D. Mottley. Reprocesado digitalmente en los estudios Abbey Road.
K. Penderecki es un compositor bastante conocido en nuestro país. Doctor Honoris Causa por la Universidad Autónoma de Madrid, su música se programa con cierta regularidad, La Pasión se ha interpretado varias veces, y en los 70 se representó en la Zarzuela su primera ópera Los demonios de Loudun. Dirige regularmente orquestas nacionales y foráneas no solo con su música sino también con la del repertorio tradicional. Compositor polémico por sus vaivenes estéticos, hombre comprometido con los procesos políticos y religiosos de su país, inteligente, sabe estar siempre en el ojo del huracán. Irrumpió en la escena internacional a finales de los 50 con una música distinta y personal, ecléctica en los procedimientos pero muy comunicativa, lo que le granjeó fuertes críticas sobre todo de los "serialistas". Más tarde en los cenáculos vanguardistas se ha vapuleado ferozmente su evolución creativa, desde unos orígenes rabiosamente experimentales hasta un falso romanticismo expresionista, justo la inversa del otro gran compositor polaco, Lutoslawski. De su ya largo, variado y ¿contradictorio? proceso creativo, este disco que presenta EMI en la nueva colección MATRIX, contiene algunas de las mejores y más famosas obras de la que, a mi entender, es la mejor época creativa del compositor polaco. Obras como Anaklasis, Trenos, De Natura Sonoris nº1, o el Sueño de Jacob, permanecerán en la historia de la música contra viento y marea por méritos propios. Un gran disco muy recomendable al que quiera conocer la música de este compositor, cuyas obras están maravillosamente interpretadas por una orquesta conocedora de la estética y con una perfecta toma de sonido.
LUTOSLAWSKI: Sinfonía Nº 3. Sinfonía Nº 4. Les espaces du sommeil. Orquesta Filarmónica de Los Ángeles. Dir.: E. P. Salonen. SONI Classical. SK 66280. DDD. 67'50''. Grabaciones: 1985, 1993, Dorothy Chandler Pavilion, Los Ángeles. Ingenieros: B. Graham y R. King. Productor: D. Mottley.
“La música de Lutoslawski no se ha basado en esquemas combinatorios o puramente seriales que determinen la elección de la altura del sonido, del ritmo o de la dinámica; tampoco ha utilizado el ordenador como guía de su lenguaje formal, ningún sintetizador produce sus efectos sonoros, ningún bajo ostinato minimalista reemplaza el desarrollo autentico de su material musical, ningún juego de luz deslumbra a los oyentes, ningún programa místico enmascara la importancia fundamental de su mensaje musical" (D. Montgomery). O sea, nada de lo que ha tenido más importancia en los últimos cincuenta años tiene relación con la música de Lutoslawski; sin embargo, ésta es una de las músicas más significativas e importantes del Siglo XX, y con el tiempo, como los grandes vinos, adquirirá más solera. Salonen dice, "equilibrio y belleza". ¿Quién no se ha sentido fascinado por estos dos elementos en la música lutoslawskiana; o la magistral relación entre la forma y el contenido?
Tres aspectos han preocupado principalmente al músico polaco: la forma, la armonía, y la melodía (lo que lo emparenta con la gran tradición europea); y quizá la puesta al día de manera tan magistral en las circunstancias del Siglo XX de estos tres elementos, es lo que puede responder a la cuestión planteada al principio. Pero últimamente otro elemento viene a añadirse a esta triada, la preocupación por los detalles musicales expresivos; y ahí la Cuarta Sinfonía alcanza otro momento álgido en su música.
Salonen y la Soni han sacado un gran partido a la grabación que efectuaron en 1985 de la Tercera Sinfonía y Los espacios del sueño, ésta es la tercera edición distinta que realizan de la grabación, y de ello el lector encontrará abundante información en otros números de Scherzo. Respecto a la Cuarta, fue estrenada por el propio Salonen a principios de 1993 en Los Ángeles, y, como ocurre con la Tercera, solo se puede decir que la interpretación es excelente. Esperemos que el próximo acercamiento de Salonen a Lutoslawski sea una edición integral de las Sinfonías.
SCELSI: Obra completa para Clarinete: Tre pezzi. Ko-Lho. Ixor I- Ixor IV. Maknongan. Preghiera per un ombra. Suite. Kya. David Smeyers, clarinetes; Susanne Mohr, flauta; Ensemble Avance. Dir.: Zsolt Nagy. CPO. 999 266-2. DDD. 71'18''. Grabaciones: 1994, Sendesaal Radio Bremen. Ingeniero: Frauke Schulz.
Giacinto Scelsi (1905-1988) es un compositor poco conocido en España, al contrario que en los países centroeuropeos donde su obra es muy habitual en todo tipo de festivales dedicados a la música actual.
Uno de los primeros escritos aparecidos en nuestro país sobre este compositor italiano fue en 1988 el nº 3 de la revista de música contemporánea Pochiss. Rall., que dirigía el desaparecido Manuel Aúz, donde se publicó una traducción de su artículo Sentido de la música. Este aristócrata siciliano ha supuesto para algunos compositores lo que en otro momento pudo suponer John Cage: ruptura y aire fresco. Al final de los años 40 Scelsi cayó gravemente enfermo y achacó sus crisis psíquicas a sus trabajos compositivos "tradicionales" y sobre todo al dodecafonismo (él había estudiado en Roma, Viena y Ginebra). Así mismo, su curación la achacó a la actividad de golpear durante varias horas una sola nota sobre un piano dejándola resonar. Este hecho, su profunda amistad con el poeta H. Michaux, sus viajes a la India y África, su contacto con el budismo y el Zen cambiaron radicalmente su concepción musical y sus obras en la década de los 50. Scelsi comenzó por entonces a decir que el sonido es esférico y que la música poseía tres dimensiones: las habituales 'altura y duración' y 'profundidad'. Las nuevas obras que comenzó a producir Scelsi no fueron entendidas, y así hubo que esperar hasta la década de los 70 para que su música fuera interpretada con cierta asiduidad y sobre todo a los 80, que fue una verdadera eclosión. Obras como Tres piezas para orquesta cada una sobre una sola nota fueron en su momento un bombazo. Hoy en día ya es 'habitual' encontrar la integral de sus 5 cuartetos por el Arditti, o sus obra sinfónico-coral dirigida por J. Wyttenbach. Para completar la información hay que decir que en Italia se decía durante unos años que sus obras las escribía en realidad un copista o 'negro'; tal vez porque Scelsi grababa sus improvisaciones y se las daba al copista para que las pasara a notación.
Este disco que se presenta contiene la integral de su obra para diferentes tamaños de clarinete bien a solo, a dúo con flauta o con grupo. A mi parecer las obras más interesante son las dos con flauta, Ko-Lho (1966) y Suite (1953), la magnífica Preghiera per un ombra (1954) para clarinete solo en Sib y Kya (1959) para clarinete en Sib y conjunto. Todas están interpretadas magníficamente.
SCELSI: Suite nº 10 "Ka" (1954). Suite nº 9 "Ttai" (1953). Markus Hinterhäuser, piano. WWE 1CD 31889. DDD. 60'38''. Grabación: 4-5 de Marzo de 1996, Tonstudio van Geest, Sandhausen. Ingeniero: Christian Schmitt. Productor: Wulf Weinmann.
"No hay conocimiento / sin transfiguración / no hay transfiguración / sin conocimiento." Este texto y el dibujo de un circulo a tinta (símbolo Zen que Scelsi adoptó como firma) es todo lo que hay por portada en este bello disco que presenta dos Suites para piano del sorprendente compositor italiano. En un comentario anterior de otro disco de este autor (Scherzo nº115) contaba como Scelsi salió a flote de una grave enfermedad física y psíquica a base de golpear una sola nota del piano durante horas; pues estas dos obras son, quizás, el resultado artístico de esa experiencia mística que cambió su personalidad y su música por completo, al menos eso sugieren las fechas de composición.
Es una música que en su momento estaba fuera de los hábitos de escucha de la tradición europea y que hoy día (después de los '60, la yerba, los viajes a la India, el ¡Concerto Köln! de K. Jarret, etc.) se ha asentado plenamente. Estas Suites pueden recordar en cierto sentido a algunos Etudes u otras obras para piano de Ligeti; pero Scelsi no busca el concepto de composición ni interpretación en el sentido occidental. Como dicen las notas del disco:"En una época donde el pensamiento serial dominaba el debate sobre la estética musical, Scelsi ha comenzado a dar una nueva definición de la música partiendo solo del sonido y de su dimensión espacial. Sus obras, concebidas a partir de improvisaciones escritas posteriormente, exigen un nuevo modo de escucha, la escucha del sonido, de lo estático y de la permanencia, y al mismo tiempo ellas suscitan una confrontación con la incesante modulación interior y exterior del sonido, a un nivel tanto microformal como macroformal".
La Suite nº 10 se titula Ka y dicen las notas que esta palabra tiene diferentes significados, pero el principal es "Esencia". Ttai, la nº 9, es una sucesión de episodios que expresa alternativamente el Tiempo -o más exactamente el Tiempo en movimiento- y el Hombre, como simbolizado por catedrales o monasterios, con el sonido sagrado "Om".
Un interprete excepcional, M. Hinterhäuser -nacido en La Spezia (la misma ciudad donde nació Scelsi), formado en Viena y en el Mozarteum, que colabora con el cuarteto Arditti, el cellista suizo T. Demenga o la sin par B. Fassbaender, co-fundador del ciclo de música contemporánea "Zeitfluss" que se desarrolla dentro del festival de Salzburgo- es quién presenta estas obras y que nos dice que "estas Suites deben ser escuchadas y tocadas con la mayor calma interior. Absténganse los agitados".
SCELSI: Obras de cámara para Flauta y Piano: Hyxos. PWYLL. Cinque Incantesimi. Rucke di guck. Quays. Quattro illustrazioni. Krishna e Radha. Carin Levine, flauta; Kristi Becker, piano; Peter Veale, Oboe; Edith Salmen, percusión; Giacinto Scelsi, piano. CPO. 999 340-2. DDD. 55'58''. Grabaciones: 1995-96-98, Co-Producción: Radio Bremen/CPO. Ingeniero: Klaus Schumann.
La firma alemana CPO sigue editando poco a poco la obra de cámara del compositor italiano G. Scelsi (1905-1988), conde de Ayala Valva, compañero de aventuras místico-poéticas de H. Michaux y otros; un disco anterior (ya comentado en Scherzo) lo dedicaba a la obra completa para clarinete y en este caso es la obra de cámara para flauta y piano lo que nos presenta (aunque este título es un tanto inexacto ya que en algunas obras participan con idéntico protagonismo la percusión y el oboe).
Es curioso que Scelsi, como personaje y como músico, ha interesado más en los países centroeuropeos, donde su música es programada y grabada asiduamente, que en los latinos, en España se le conoce poco y en Italia sufre rechazos viscerales y acusaciones de que en realidad su música se la componía un negro (se cuenta que Scelsi grababa en cinta sus improvisaciones y se las pasaba a un copista para que las transcribiera). Lo cierto es que sus conceptos místicos sobre el sonido (la profundidad como tercera dimensión sonora) y el espacio han marcado a muchos compositores y declaraciones como la que viene a continuación encandilan más a jóvenes compositores de los países septentrionales que meridionales: “Diré solamente que en general, la música clásica occidental ha consagrado prácticamente toda su atención en el marco musical, en lo que se llama la forma musical. Ella ha olvidado estudiar las leyes de la Energía sonora, pensar la música en términos de energía, es decir de vida (...) Las melodías mismas pasan de sonidos en sonidos, pero los intervalos son abismos vacíos porque a las notas les falta la energía sónica. El espacio interior está vacío”.
Las obras de este disco son de los años 50, en torno al período que Scelsi daba un gran giro en su música influenciado por el Zen y la música hindú. De entre ellas sobresalen, Hyxos (1955) para flauta alto y percusión, y Rucke di guck (1957) para flautín y oboe (este título está tomado del grito que hacen las palomas en el cuento de “Cenicienta”). Como documento histórico aparece en el disco Krishna e Rahda, una improvisación entre la flautista C. Levine (gran amiga y colaboradora del compositor) y el propio Scelsi grabada en 1986. Los cuatro solistas que participan en la grabación son excelentes intérpretes que consiguen unas magníficas versiones.
WITOLD LUTOSLAWSKI (1913-1994): Sinfonías.
-Sinfonía nº1
**-Jan Krenz. Orquesta Sinfónica de la Radio de Katowice (+ Concierto para Orquesta; Lacrimosa; Música Fúnebre ). POLSKIE NAGRANIA CD040. AAD. Grabación: 1964.
-Sinfonía nº2
***-Witold Lutoslawski. Orquesta Filarmónica Nacional de Varsovia. (+ Juegos Venecianos; 3 Poemas de Henri Michaux ). POLSKIE NAGRANIA CD041. AAD. Grabación: 1968.
-Sinfonía nº3
(e)-Essa-Peka Salonen. Orquesta Filarmónica de Los Ángeles (+ Los Espacios del Sueño; MESSIAEN: Sinfonía-Turangalila). CBS M2K 42.271. 2 CDs. DDD.
***-Witold Lutoslawski. Orquesta Filarmónica de Berlín (+ Los Espacios del Sueño). PHILIPS 416 387-2. DDD. Grabación: 1985.
**-Daniel Baremboin. Orquesta Sinfónica de Chicago (+ Concierto para Orquesta). ERATO 4509-91711-2. DDD. Grabación: 1992 V.
*-Antoni Wit. Orquesta Sinfónica de la Radio de Katowice (+ Chaines 1, 2, 3). POLSKIE NAGRANIA CD044. Grabación: 1988.
-Concierto para Orquesta
(e)-Marek Janowski. Orquesta Filarmónica de Radio France (+ Messiaen: Sinfonía-Turangalila; un Sourire). RCA 09026 61520 2. 2CDs. DDD. Grabación: 1992.
***-Cristoph von Dohnányi. Orquesta de Cleveland (+ Bartók: Concierto para Orquesta). DECCA 425 694-2DH
***-Witold Rówicki. Orquesta Filarmónica Nacional de Varsovia (+ Sinfonía nº1; Lacrimosa; Música Fúnebre). POLSKIE NAGRANIA CD040. AAD.
**-Daniel Baremboin. Orquesta Sinfónica de Chicago (+ Sinfonía nº3). ERATO 4509-01711-2. DDD. Grabación: 1992 V.
A estas alturas es sobradamente conocido que la utilización en gran parte de la música del Siglo XX de la palabra sinfonía para designar una obra no implica la utilización o desarrollo de los principios formales de la sinfonía que imperaron durante el XIX y principios del XX (lo mismo que éstos poco tienen que ver con su origen en el XVIII), significando más actualmente, y de una manera genérica, una obra de grandes proporciones para (gran) orquesta sinfónica donde los conceptos de exposición, temas, desarrollo, etc., han ido cambiando según las necesidades de cada momento creador, siendo en muchos casos contradictorios y, sin embargo, todos válidos. Por qué, entonces, la titulan ‘Sinfonía’ y no con otro nombre..., sería entrar en una polémica que en algunos casos ha derivado en el bizantinismo. Lo que está claro es que no se pueden poner puertas al viento y a la hora de acercarse a un creador antes que ceñirse a las reglas hay que ampliar éstas con las nuevas pautas que las creaciones nos sugieren.
Siguiendo esta premisa nos encontramos que en la música sinfónica no concertante de WITOLD LUTOSLAWSKI, además de las tituladas Sinfonías (cuatro hasta la fecha), hay una serie de obras para gran orquesta que deberían figurar por derecho propio en cualquier muestra histórica que se haga de la música sinfónica: Variaciones Sinfónicas; 3 Postludios; Concierto para Orquesta; Libro para Orquesta; Mi-Parti; Novelette; y Chain 3. Pero respetando el carácter de este número extraordinario dedicado a la sinfonía vamos solamente a tratar las tituladas como tal más el Concierto para Orquesta, obra que por su envergadura formal e instrumental no puede, de ninguna manera, quedarse fuera
Las Cuatro Sinfonías de Lutoslawski, como ocurre con otros grandes compositores, forman cuatro pilares importantes en su evolución creativa que en cierto modo sintetizan y representan cada uno de los periodos en que han sido compuestas, y si las escuchásemos seguidas percibiríamos esa evolución sin fisuras, tan característica del músico polaco, desde lo tradicional (aplicando este término a la música de principios del XX) hasta lo más avanzado. En una ocasión Messiaen comentaba: "si comparamos sus composiciones más antiguas con sus obras más recientes, podemos ver que ha hecho un gran salto hacia lo desconocido. Esta característica es bastante rara. Mucha gente a medida que se vuelven más viejos se están ratificando simplemente en los rasgos de su juventud; pero Lutoslawski se vuelve más y más moderno, y esto me parece bastante extraordinario. ¿Qué podría reflejar mayor crédito sobre un compositor sino que él mismo resultase tan juvenil en sus años más tardíos?".
A pesar de que Lutoslawski ha sido uno de los compositores actuales mejor tratados por el mundo discográfico, como ya habrá visto el lector no existe, al menos por ahora, ninguna grabación integral de las sinfonías lutoslawskianas. (Entre los innumerables discos dedicados al conjunto de su obra destaca la importante edición de 6 CDs que POLSKIE NAGRANIA ha publicado con cierto criterio cronológico y en la cual están, lógicamente, las tres primeras sinfonías pero editadas en distintos discos e interpretadas por diferentes orquestas y directores.) Por tanto solo podemos presentar una relación individualizada de ellas.
La Primera Sinfonía fue compuesta entre 1941 y 1947. Años de estudio, aprendizaje y descubrimiento de la gran música del Siglo XX en la que existe ya una voz personal a pesar de las influencias, reconocidas por el autor, de Stravinski, Prokofiev, Debussy, y sobre todo de A. Roussel; autor, este último, que le reafirma en algunas de sus ideas: utilizar la riqueza del lenguaje musical del Siglo XX, sobre todo el francés, dentro de formas cerradas, más rigurosas y serias que las de los impresionistas. Y es con este pensamiento que surge esta primera Sinfonía que culmina y cierra una primera etapa, y cuyos cuatro movimientos son: I. Allegro giusto; II Poco adagio; III. Allegretto misterioso; IV. Allegro vivace; el primero claramente estructurado en forma de sonata, y los demás siguiendo pautas similares de estructuras clásicas. Como diría el autor años más tarde: "fue algo así como la expresión de la atmósfera musical en la que nací y me desarrollé". La obra fue estrenada en Katowice el 6 de Abril de 1948 por la Orquesta Sinfónica de la Radio Polaca dirigida por un G. Fitelberg que sentía un entusiasmo inusual por nuestro protagonista y lo proclamaba ya como un futuro grande de la música.
De esta Primera Sinfonía se encuentran disponibles en el mercado dos versiones: la reseñada y otra debida al gran director polaco-americano L. Stokowski con la Orquesta Filarmónica Nacional de Varsovia, grabación realizada en 1959 difícil de encontrar y editada por PRELUDIO. La versión de la casa polaca está incluida en la colección que antes mencionaba y como todas ellas posee un buen nivel interpretativo y un excelente conocimiento del estilo musical; en general los músicos polacos, y J. Krenz como director lo ha demostrado en numerosas ocasiones, aprecian a Lutoslawski como uno de los grandes compositores del Siglo XX, y eso se nota. La grabación, hecha en analógico en los años sesenta, no desmerece en absoluto.
Unos veinte años tendrán que pasar para que Lutoslawski componga su Segunda Sinfonía ; y si la anterior cerraba una etapa, ésta será compuesta en pleno apogeo (años sesenta) de uno de los momentos creativos más grandes del autor. Es en el verano de 1965 que Lutoslawski comienza a componer lo que sería su Segunda Sinfonía en dos movimientos. La Orquesta de la Radio del Norte de Alemania en Hamburgo propone al compositor escribir una obra para conmemorar el concierto número 100 de sus series "Das Neue Werk". Lutoslawski afronta su primera gran obra sinfónica en su nueva andadura estética (la del contrapunto aleatorio y las formas abiertas) componiendo en primer lugar lo que sería el segundo movimiento de la sinfonía: Direct; y no pudiendo acabar el otro a tiempo para el concierto, es estrenado en la ciudad alemana el 18 de Octubre de 1966 dirigido por P. Boulez. En la primavera del año siguiente el compositor termina el primer movimiento, Hésitant (Indeciso), estrenando la obra completa en Katowice el 9 de Junio de 1967.
La obra plantea una búsqueda de nuevas soluciones estructurales en forma de díptico cuyos títulos, Hésitant y Direct, ya sugieren un carácter contrastado. El compositor ha insistido mucho en esta idea de contraste justificada por la simplificación formal que se impone, según él, en una obra de grandes dimensiones a la manera de una pintura mural. El primer movimiento, Indeciso, en el que apenas intervienen las cuerdas, está planteado a modo de Rondó. Comienzan los metales una serie de episodios de carácter dinámico que se van alternando con refranes de carácter estático, encomendados estos últimos a los oboes, corno inglés y fagotes. Tanto unos como otros se desarrollan ampliamente en sus primeras intervenciones, perdiendo poco a poco amplitud a medida que evoluciona el movimiento. El segundo, Directo, más ambicioso en todos sus planteamientos, comienza con una originalísima y magistral idea desarrollada por las cuerdas correlativamente desde los contrabajos hasta los violines. La fuerza de la música va directamente progresando, sin pausas ni alternancias, hasta alcanzar un punto culminante Tutta forza cuya violencia irá resolviendo hacia un epílogo de los contrabajos en un carácter similar al que comenzaron. Esta obra, una de las de mayor densidad sonora del autor, experimental en su época, de colores austeros y violenta por momentos, despertó opiniones encontradas en torno a ella, siendo hoy día considerada una obra magistral aunque poco conocida debido a su complejidad de montaje.
Una sola grabación en CD existe de esta sinfonía, única pero excelente. Completada con otras dos grandes obras convierten a este disco en uno de los más interesantes de la colección polaca, con el añadido de que está dirigido por el autor que por otro lado es un excelente intérprete de sus obras, presentándonos una versión que realza el dramatismo y la violencia de la obra, y mostrándonos toda la gama de colores sonoros que la obra posee. La grabación, analógica, es una de las primeras versiones que se realizó de la obra.
A principios de los setenta Lutoslawski recibe de la Orquesta Sinfónica de Chicago el encargo de componer una gran obra sinfónica. Comenzada por aquellos años y compuesta intermitentemente a lo largo de una década se convertiría en la Tercera Sinfonía, siendo terminada en 1983 y estrenada el 29 de septiembre de ese mismo año por la misma orquesta que realizó el encargo dirigida por Sir G. Solti. En este periodo de casi diez años compone, paralelamente, otras diferentes obras, algunas de las cuales figuran entre lo más importante de su producción, con lo cual la relación que existe entre todo lo compuesto durante esta década y la Tercera Sinfonía nos puede dar una idea de lo que esta obra supone como resumen y culminación de toda una manera de hacer música desarrollada a lo largo de muchos años. En esta obra está, prácticamente, todo Lutoslawski. La sinfonía consta de dos movimientos precedidos de una breve introducción y seguidos de un epílogo y una coda que se tocan sin interrupción. El primer movimiento, Introductorio, se divide en tres episodios continuados por una corta sección lenta que conduce al segundo, y como siempre en Lutoslawski, movimiento principal. Este desarrolla una estructura que puede recordar lejanamente a la forma sonata con sus temas contrastados, desarrollos y tutti que conducen hacia el climax o punto culminante de la obra; un cantábile epílogo y una corta y rápida coda nos llevan al final que cierra con la misma célula rítmica que abrió la sinfonía.
Quizás sea esta sinfonía, a pesar de su corta vida, junto con el Concierto para Orquesta y el Concierto para Cello una de las obras de música actual que más veces ha sido llevada al disco, y si existe una grabación excepcional, ésa es la realizada por E. P. Salonen con su orquesta de Los Ángeles que coincidió en el tiempo con la realizada por el autor con la Orquesta Filarmónica de Berlín, y ambos publicaron primeramente en disco negro completándolo con la misma obra; posteriormente CBS publicaría el registro de Salonen en un doble CD que incluiría Messiaen. Este joven director entiende a la perfección la música del polaco y se acerca a ella (según sus propias palabras) "como la música clásica del Siglo XX". La versión del autor es de una perfección digna de la orquesta que la interpreta, pero carece de la fuerza arrolladora que le transmite el finlandés. De los otros registros, el de Baremboin con la orquesta dedicataria fue realizado en vivo, no alcanzando, a pesar de su innegable calidad, la magia de Salonen ni la perfección de los berlineses; la versión polaca aún siendo muy digna no está a la altura de las otras producciones.
Otra década tendrá que pasar hasta que componga Lutoslawski su Cuarta Sinfonía. Esta, estrenada a principios de 1993 en Los Ángeles por la Orquesta Filarmónica de dicha ciudad dirigida por E. P. Salonen, supone, como las anteriores en su momento, el ejemplo representativo de las preocupaciones actuales (creativas, formales, estéticas) del maestro polaco que le han llevado en los últimos años a dar un nuevo giro. Puesto que no ha sido editada todavía en CD, al menos a la hora de redactar estas líneas, huelga ampliar su comentario.
Intermedio entre la Primera y Segunda Sinfonía está el magno Concierto para Orquesta, obra que, de alguna manera, cierra y culmina ese periodo de Realismo Socialista basado, obligatoriamente, en el folklore y el nacionalismo, y que coincide con el fin del período político estalinista y los comienzos de una tímida apertura que en música sería imparable e incalculable. Obra virtuosa, de un virtuosismo orquestal en el que diferentes grupos instrumentales adquieren carácter solista, su parentesco con el de Bartók es menor de lo que pudiera parecer, aunque, lógicamente, se integra en esa tradición de obras destinadas a hacer brillar la orquesta y el director con música de gran altura. Estructurada en tres grandes movimientos utilizan cada uno de ellos diferentes formas tradicionales: I. Intrada; II. Capriccio nocturno e Arioso; III. Passacaglia, Toccata e Corale.
Su estreno, el 26 de noviembre de 1954 en Varsovia por la Orquesta Filarmónica Nacional dirigida por W. Rowicki supuso un importante acontecimiento cultural en Polonia que le granjeó al autor varios premios y reconocimientos nacionales e internacionales, así como el querer convertirle en el Shostakovich polaco, intento que no ha tenido la más mínima lógica ni aceptación.
Grandes versiones existen en el mercado de esta obra entre las que destaca la muy recientemente publicada por RCA con la Orquesta Filarmónica de Radio France dirigida por M. Janowski. No menor es la de Dohnanyi, e inclusive más perfecta orquestalmente, pero la versión de Janowski posee esa magia dramática que arrebata al oyente desde el primer golpe de Timbal y su sonido refleja esa gama de colores que la partitura posee, como el aggressivo del principio, algo que en la mayoría de las interpretaciones se edulcora en exceso; y ejemplo de ello es la versión de Baremboin que siendo tan amable, bonita y perfecta como la orquesta que dirige, sin embargo le falta fuerza. W. Rowicki es un gran director que conoce perfectamente la música de su compatriota y lo demuestra en esta gran versión digna de figurar entre las mejores. Otras grabaciones de esta obra, y algunas muy dignas como la dirigida por James de Preist a la Orquesta Sinfónica de Oregón para el sello DELOS, se encuentran fácilmente en el mercado; y no es de extrañar esta abundancia de grabaciones de la música de Witold Lutoslawski ya que, a fin de cuentas, se ha convertido en un clásico de la música en vida, y su obra figura regularmente en los repertorios de las principales orquestas.